miércoles, 1 de mayo de 2024

Museo Sorolla

Apuntes tomados en la visita guiada del 30 de abril de 2024.

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Está todo tal cual estaba cuando vivía el pintor. Vamos a ver su obra, el contexto en el que vivía, objetos importantes para él y para su familia, sus gustos…

Joaquín Sorolla nació en 1863 y murió en 1923. Era de Valencia. Cuando iba camino de la escuela y del trabajo, ya iba asimilando los paisajes que luego pintaría. 

Estamos en una sala que antes fue un almacén. Tiene las paredes rojas y el suelo de madera. Como veremos, en la casa hay dos zonas, una en la que trabajaba pintando y otra en la que vivía con su familia.



En esta primera sala, de paredes rojas, vemos en una pared tres cuadros: su mujer Clotilde, un autorretrato y otro cuadro de sus tres hijos. Su autorretrato es de 1909, cuando ya era reconocido como pintor. Había expuesto en EEUU. Le dedica ese cuadro a su mujer.
Valencia era pequeña por aquel entonces, una pequeña ciudad pesquera. Tenía, a finales del XIX, 87000 habitantes. Hubo que destruir parte de la muralla para que llegara el tren al centro de la ciudad. En esos tiempos se estaba sustituyendo el alumbrado público de gas por el de electricidad. 
Hacia 1843 aparecen las primeras fotografías, que influyeron en la pintura. La “captación del instante” será esencial en el Impresionismo.

Hubo una epidemia terrible, el cólera. Sorolla pierde a sus padres. Se traslada del centro de Valencia, donde vivía, al barrio del puerto, donde vive con sus tíos. Ve los paisajes costeros: la Malvarrosa, el Cabañal… Ayudaba a su tío con la pesca, pero también se apuntó a clases de pintura. Ganó una beca para irse a Roma a aprender a pintar. Ahí aprende de los italianos. También fue a París. 
Entre sus primeros cuadros, destaca Después del baño (1892). Parece casi una foto, de lo perfecto que es. Pero no será su estilo habitual. Preferirá aplicar mucho color con muchas pinceladas rápidas, a veces casi como haciendo un boceto: véase la niña de la derecha del cuadro de sus tres hijos.



Viene un verano a Madrid, visita El Prado y se inspira en Velázquez. En ese mismo cuadro de los tres hijos, el fondo oscuro es típico del Barroco, con rasgos en común con Las Meninas. La luz recae en los personajes, como en Las Meninas. Y también hay una persona al fondo, que pasa desapercibida, igual que en el cuadro de Velázquez.


Sin embargo, Sorolla será conocido como “el pintor de la luz”, de los blancos, de los azules. Véase el cuadro de Clotilde con su hija cuando acaba de nacer, las dos en la cama, de sábanas blancas, todo blanco.


Otro tipo de cuadros suyos son los que representan jardines y escenas en movimiento. Por ejemplo, este cuadro llamado Saltando a la comba, La Granja
Representa el movimiento con las sombras y con la luz. Las caras no tienen detalle, están abocetadas. La cuerda está borrosa. Es como una foto.

A continuación, vemos uno de los cuadros más famosos, El baño del caballo. Un niño desnudo saca del agua a un caballo blanco al que acaba de bañar, para refrescarlo del calor. Los niños en la playa suelen aparecer desnudos y las niñas con un vestido. Ese cuadro está hecho en la playa del Cabañal. Es magistral el uso de los múltiples tonos de color, brillantes, para representar la piel mojada del niño y del caballo. Incluso aplica azules y verdes en las piernas y en las patas. También es curioso que emplee el color morado en la sombra del niño.



Le gustaba mucho la luz del atardecer y pintar en ese momento. Pero ese rato dura poco, por eso aprendió a pintar tan rápido. Decía Sorolla, además, que con esa rapidez captaba el movimiento.



La siguiente sala era su taller, con mucha luz, con tejado a dos aguas con paneles traslúcidos. Hay una cama turca, en la que a veces descansaba y también como elemento de decoración. Hay una gran foto del cuadro de Inocencio X de Velázquez, y una copia en escayola de la Victoria de Samotracia, entre muchos otros objetos (un cantoral del siglo XV, una colección de mariposas, de cerámicas…). Allí pintaba varios cuadros a la vez, que tenía empezados, pero Sorolla prefería pintar al natural, en el jardín, en la playa, llevándose su material (caballete, pinceles, paleta, óleos…). Hay que recordar que la pintura, durante muchos siglos, se hacía en un taller, donde había que moler los colores y mezclarlos con aglutinante. Pero, desde mediados del XIX, con la industrialización, ya existían tubos de estaño que contenían el óleo preparado, lo que permitió la pintura de exteriores, al ser portátiles (la llamada “boîte” del pintor, una maleta con todo lo que necesitaba).


Podemos observar escenas cotidianas de barcos de pesca tirados por bueyes para vararlos en la orilla. También son llamativos los niños pescadores. Hay que recordar que en esa época era muy normal que los niños trabajaran. Las niñas aparecen vestidas, a veces aunque estén en el agua. 

En otra pared, destaca el gran cuadro de Clotilde y otra mujer elegantemente vestidas de blanco, en la playa. Ir a la costa era algo muy típico de la burguesía, tanto por ocio como por prescripción médica, para curarse de enfermedades pulmonares o por otros motivos de salud. Clotilde se sujeta el sombrero, lo que demuestra que hacía viento. Sorolla siempre intenta captar el movimiento. También se ve en las olas y en los reflejos de la arena brillante, recién mojada. Es muy llamativo el encuadre: parece no tener sentido que sobre arena en la parte baja del cuadro y esté cortado el sombrero por arriba. Era intencionado por el propio Sorolla, para crear la sensación de una fotografía mal encuadrada y así captar el instante. Esta práctica la utiliza en otros cuadros también.


Nótese la diferencia de colores, más fríos, en este otro cuadro de Clotilde vista de espaldas, no en Valencia, sino en Biarritz (Francia). También en el fuerte oleaje.


Sorolla era un maestro en captar los efectos de la luz en distintos momentos del día, pero su favorito era el atardecer, resaltando las tonalidades doradas, la intensidad del color y las sombras.



Pasamos a otra sala, un salón en el que a menudo recibía visitas, con el suelo de mármol, paredes blancas, un gran ventanal en forma de ábside semicircular, presidido por una talla de una Virgen del siglo XV. Destacan las columnas toscanas y los bustos de personas importantes para Sorolla, incluyendo el padre de Clotilde, que era un conocido fotógrafo. En un mueble hay un capitel hispanomusulmán del siglo X, ya que Sorolla era un gran aficionado a las antigüedades. Sin embargo, la sala cuenta con comodidades modernas como calefacción e iluminación eléctrica. Conocía al hijo del fundador de la joyería Tiffany’s, que le regaló las lámparas de techo. 


Hay en esa sala varios cuadros de Clotilde. En uno de ellos, se la ve mirando de una forma muy natural, cotidiana, neutra, ni alegre ni enfadada. Es difícil captar ese estado. En otro, está ella elegantemente vestida para salir de noche, con un gran sombrero con plumas. Como se ve, lo más importante para Sorolla, aparte de la pintura, era su familia.



Los hijos estudiaron en la Institución Libre de Enseñanza (donde estudiarían y se conocerían los poetas de la generación del 27, entre otras célebres personalidades) y, además, le enseñó a pintar a su hija María. Por su parte, Elena, la hija más pequeña, se interesó por la escultura. Hay en la sala una escultura suya de una mujer desnuda. Está hecha primero en escayola y luego cubierta de bronce. 



En 1932, la casa se abrió al público, ya convertida en museo. Joaquín, el hijo mediano del pintor, fue el primer director. Antes de esta fecha, la casa ya estaba concurrida por frecuentes visitas y por aprendices.

Pasamos al comedor. Se ha mantenido prácticamente tal y como estaba. Cuenta con zócalos de mármol y con la parte alta de las paredes pintada por el propio Sorolla. En esas guirnaldas de decoración, aparecen motivos clásicos como las hojas de laurel, pero también productos valencianos (naranjas, sobre todo) y frutas que le gustaban. También hay cuadros de flores, bodegones… Una de las vasijas es un aguamanil, que servía para lavarse las manos antes de comer. Es interesante la presencia de tondos, obras pictóricas circulares, en este caso un bajorrelieve circular que está sobre los jarrones y los portavelas de plata.




Ya de nuevo en el exterior, volvemos a disfrutar del acogedor jardín, en torno a la fuente de la entrada, con su relajante rumor del chorro de agua. Sorolla pasó diez años diseñando ese jardín, que pudo disfrutar en los últimos diez años de su vida, de 1913 a 1923. Le inspiró el Real Alcázar de Sevilla y la Alhambra de Granada, con la presencia de agua, de vegetación, azulejos, baldosas, columnas, etc. Trajo él mismo naranjos del Mediterráneo y una planta que le fascinaba, el arrayán, también propio de la Alhambra y del Generalife. 



Las baldosas del suelo se asemejan a las típicas de Levante. Al mismo tiempo, cumple con su vocación por las artes con la presencia de esculturas al estilo clásico. 






 












miércoles, 11 de octubre de 2023

Ruta por el barrio de las Letras

 

LOPE DE VEGA, CERVANTES, QUEVEDO Y GÓNGORA. Ruta por el Barrio de las Letras.

Nos situamos en los Siglos de Oro: siglos XVI y XVII, Renacimiento y Barroco, máximo esplendor de la literatura española, al mismo tiempo que crisis, corrupción y declive del Imperio español. Cuanto más difícil sea abrirse camino en la sociedad, mayor será el reto de un escritor que intente conseguirlo. Y unos pocos lo consiguieron, sobre todo Miguel de Cervantes, el más atrevido y original, que alcanzó su merecida fama.

HISTORIA: España logró la hegemonía en Europa con Carlos V de Habsburgo (1500-1558), quien heredó tantos territorios por parte de sus padres (Felipe el Hermoso y Juana la Loca), que tuvo que guerrear toda su vida para defender sus posesiones de la ambición de Francia, de Inglaterra y de las poderosas ciudades italianas, además de defender el catolicismo en las Guerras de Religión contra los protestantes. Ya sin título imperial y separado de la rama familiar austríaca, le sucedió Felipe II (1527-1598), que logró anexionarse Portugal y su territorio de ultramar, llegando a decir aquello de que España era “el imperio donde no se ponía el sol”, aunque perdiera batallas como la de su “Grande y felicísima armada” (1588) contra Inglaterra. Su hermanastro Juan de Austria fue un formidable general, cuya victoria en la batalla de Lepanto (1571) consiguió frenar el expansionismo turco y la piratería en el Mediterráneo. Pero tras los “Austrias mayores” vienen los “Austrias menores”: Felipe III, Felipe IV y Carlos II, con los que pierde casi todo en Europa, aunque con los dos primeros, Felipe III y IV, se llega a la cumbre de las artes. Felipe III (1578-1621) delegó en su valido, el duque de Lerma, ya que se dedicaba más a la caza y a las artes. Creció la inflación en la economía. El duque de Lerma, en su interés, trasladó la corte a Valladolid (1601-1606). Hubo que expulsar a los moriscos en 1609 (300000 musulmanes “conversos” en Levante que colaboraban con los turcos). Bajo el reinado de Felipe III escribieron Cervantes, Lope de Vega, Quevedo y Góngora. Con Felipe IV (1605-1665) se da la mayor inestabilidad y ocurren las peores tragedias para España: la guerra de los Treinta Años (1618-1648), de contexto religioso, pero también de lucha por la hegemonía, ocasiona la pérdida definitiva de los Países Bajos, entre otros importantes territorios. Es también cuando más soldados españoles mueren en combate. Los famosos Tercios, los ejércitos que durante décadas habían sido invencibles, son derrotados. Felipe IV intenta con la Unión de Armas (1626) que no sólo sea Castilla quien dote al ejército de soldados, lo que desata las sublevaciones de Cataluña y Portugal (1640), con la independencia de éste, que había estado sesenta años unido a España. Felipe IV había delegado en su valido el conde-duque de Olivares, que acabó renunciando de su cargo. Con este rey, mecenas de las artes, pintó Velázquez y escribió Quevedo.

SOCIEDAD: La monarquía era absoluta y la sociedad seguía siendo estamental, si bien la burguesía tenía bastante poder, sobre todo en Europa, como los banqueros suizos (los Fúcar). Los estamentos privilegiados eran la nobleza y el clero. Para ascender en la escala social, había que entrar en alguno de ellos. Un cargo en la Iglesia, mediante estudios de Teología, era garantía de bienestar de por vida. También en alguna orden religiosa o militar: la más prestigiosa era la Orden de Santiago. Era indispensable la limpieza de sangre (no tener antepasados judíos) para ocupar cargos públicos. Se daba gran importancia al linaje, incluso de la baja nobleza (hidalgos), porque podían cobrar rentas y vivir sin trabajar. Pero la mayoría de la gente trabajaba y era pobre y analfabeta. Por eso, otra vía de ascenso era ser hombres de letras, estudiando Derecho, y así ocupar cargos en la corte o en la administración. De este modo surgieron grandes escritores, tanto laicos como clérigos, educados en el buen gusto literario de la época y respetados por sus obras. No sólo escribían por ganarse el favor de los poderosos, sino también por amor a las artes. Tenían vocación, pero a la vez necesitaban a alguien que los mantuviese para poder dedicarse a escribir: el conde de Lemos a Cervantes y los duques de Sessa a Lope de Vega, por ejemplo.

Las mujeres eran muy importantes porque de ellas dependía la reputación de los hombres y de toda la familia: ser un cornudo o dejar que un “don Juan” desflorase a una hija era una deshonra para todos. Muchas mujeres acababan en conventos de clausura y muchos “seductores” eran asesinados o desterrados. Las mujeres rara vez tenían acceso a la educación, ni estaba bien visto que escribieran, pero alguna hubo: María de Zayas, sor Juana Inés de la Cruz y Marcela Lope de Vega y Luján (Marcela de San Félix).


Alrededores de la Casa-Museo Lope de Vega



1. Casa de Lope: Félix Lope de Vega Carpio (1562-1637) nació en Madrid, aunque era hijo de cántabros. Estudió el bachillerato en Alcalá de Henares. Inició otros estudios, y no era mal estudiante, pero pronto destacó como brillante escritor, muy prolífico, y se dedicó a lo que más dinero daba, el teatro, convirtiéndose en el mejor autor de comedias, que además renovó en forma y contenido. Se le llamó el “Fénix de los ingenios” y Cervantes se refirió a él como “Monstruo de la naturaleza”, y se llevaban bien al principio, pero luego Lope se volvió un acérrimo enemigo de él. Se le atribuyen más de mil obras, sin contar poemas, pues también fue un genial poeta. Participó en la expedición de la Grande y felicísima armada (la “Armada Invencible”) de Felipe II. Fue también famoso por su agitada vida sentimental: tuvo múltiples amantes y se casó dos veces. Sus hijos eran reconocidos y enviaba dinero para mantenerlos, aunque en esa época muchos niños morían. En su madurez, se hizo sacerdote, lo que no le impidió convivir con otra mujer. Se compró la casa que hoy estamos visitando, tras haber vivido de alquiler en varios lugares. Se llegó a decir que algo “era de Lope” cuando era bueno, como sus comedias. Y en su gran comitiva fúnebre alguien dijo “Este entierro es de Lope”, a lo que otro respondió: “Acierta usted dos veces”. Pasó su féretro ante el convento de las Trinitarias para que lo viera su hija.
En cuanto a sus restos, aunque fue enterrado con todos los honores en la iglesia de san Sebastián, los descendientes de los duques de Sessa dejaron de pagar el mantenimiento de la tumba y los párrocos echaron sus huesos a una fosa común, donde se perdieron para siempre. La floristería en la calle Huertas, en la que hay un gran olivo, y que está justo al lado de la iglesia de san Sebastián, es ese lugar donde estaba la fosa común.






2. Casa de Quevedo y de Góngora. Francisco de Quevedo (1580-1645) nació en Madrid, se formó con jesuitas y en la Universidad de Alcalá. Estuvo en Valladolid mientras fue capital de España, donde conoció a Góngora y comenzó su enemistad. Tenía problemas de visión y cojera, pero eso no le impidió ser un brillante escritor y espía al servicio del duque de Osuna. Con su caída, fue desterrado a la torre de Juan Abad y encarcelado en Uclés. Fue encarcelado varias veces. Apenas tuvo aventuras amorosas, aunque escribió poemas de amor bellísimos. También textos misóginos, sobre mujeres feas, interesadas o hipócritas. Sus mejores poemas son sobre el paso del tiempo y la muerte, pero se ha hecho más famoso por sus poemas satíricos, sobre todo contra Góngora, y por su humor escatológico, por ejemplo, Gracias y desgracias del ojo del culo. Su famosa rivalidad con Góngora se debía, en parte, a la competitividad por el reconocimiento en la corte, pero también por su mutuo rechazo por sus estilos literarios diferentes: el conceptismo de Quevedo y el culteranismo de Góngora.


Luis de Góngora y Argote, nacido en Córdoba y de gran cultura, (1561-1627) acusó a Quevedo, mucho más joven que él, de imitar sus poemas durante su estancia en Valladolid. Su ascenso social en la Iglesia también le valió la envidia de Quevedo: Góngora fue nombrado capellán real por Felipe III. Fue retratado por Velázquez (imagen de la derecha). Su estilo literario, el culteranismo, fue una innovación formal, no de contenido, que consistía en una compleja sintaxis con múltiples referencias cultas. Escribió así bellos sonetos y libros complicados como Soledades. También supo hacer poemas al estilo popular, como hacía también Lope de Vega. A pesar de su cargo y aspecto, era un gran vividor: siempre soltero y con amoríos, jugador de cartas, bebedor, aficionado a los toros… Quevedo aprovechó sus estrecheces económicas para comprar la casa en la que vivía alquilado (la casa que tenemos delante) y esperar a que no pudiera pagar un mes para así desahuciarlo, cosa que ocurrió. Góngora volvió en su tierra, en extrema pobreza, con una enfermedad que le hizo perder la memoria, donde moriría de apoplejía (ictus cerebral).


3. Convento de las Trinitarias DescalzasLa Orden de los Trinitarios surgió en Francia y se extendió a otros países, arraigando en España. Los monjes y monjas trinitarios desempeñaban importantes obras de caridad, entre las que destaca el rescate de cautivos. En las constantes guerras contra piratas berberiscos y otomanos en el Mediterráneo, era muy frecuente que los musulmanes capturasen vivos a los cristianos y pidieran rescate. Si se rebelaban o intentaban escapar, los mataban por empalamiento. Si no eran importantes, los usaban como esclavos de galeras. Si lo eran, pedían rescates elevadísimos. Los trinitarios iban haciendo colectas y recaudando para poder pagar estos rescates. Este convento es de estilo barroco y está consagrado a san Ildefonso.

4. Casa de Cervantes. Miguel de Cervantes Saavedra (1547-1616) nació en Alcalá de Henares y estudió en Madrid. Vivió durante un tiempo en Italia, absorbiendo el arte y las costumbres del país. Fue soldado durante unos años, participando en la batalla de Lepanto (1571), donde fue herido. En 1575, cuando volvía a España, fue apresado por los turcos junto a su hermano. Durante cinco años sufrió el cautiverio en Argel, hasta que en 1580 unos frailes trinitarios pagaron su rescate. A la vuelta a España vivió en diversas ciudades: Valladolid y Madrid, sobre todo. De sus ocupaciones, destacó su trabajo de comisario de abastos (recaudador de impuestos) para hacer la “Armada Invencible”, con lo que conoció muchas gentes y lugares de La Mancha y Andalucía, y que le supuso otra estancia en la cárcel por un supuesto caso de corrupción o error de cuentas. Escribió novelas (el Quijote, la primera parte de 1605), poesías y obras de teatro, pero no ganó mucho dinero. El negocio del teatro estaba monopolizado por Lope de Vega, quien además participó en el Quijote apócrifo (de “Avellaneda”) para desprestigiar a Cervantes, lo que le movió a escribir la segunda parte, de 1615. Murió en Madrid de hidropesía el 23 de abril de 1616.

5. Calle Huertas: lectura de letreros en el suelo y paneles a los lados. Nos detenemos en el de María de Zayas.

6. Iglesia de san Sebastián y floristería de detrás, en calle Huertas. Hablamos del entierro de Lope y de la fosa común que había bajo la actual floristería.

Pasamos a la iglesia de San Sebastián, si no hay misa, y vemos el lugar donde estuvo enterrado Lope:



7. Por último, bajando por Atocha, pasamos junto a la Sociedad Cervantina, que fue la imprenta de Juan de la Cuesta, donde se imprimió la primera parte del Quijote, en 1605.

















sábado, 5 de agosto de 2023

Diario de películas y series

Luces rojas

Red lights, Rodrigo Cortés, 2012, España, con actores y escenarios estadounidenses.

http://www.filmaffinity.com/es/film524761.html

Comentarios:

El comienzo es innovador, desde el que se entrevé un recurso narrativo o novelesco. La acción avanza en esos minutos muy rápidamente, sin darle al espectador tiempo para asumir lo inquietante que es lo que van a hacer, sin saber muy bien qué hacen ahí los científicos. “Te lo crees”, te asusta el espiritismo. Sin embargo, se desacelera todo cuando la niña revela que ella golpeaba el armario. Ya te “descoloca” eso, y en la siguiente escena, en la clase universitaria, se descubre que todo era un engaño, y que los científicos se dedican a desenmascarar farsantes que fingen ser mentalistas. A partir de aquí, la estructura se desarrolla normalmente, con buenas dosis de suspense y un agigantado temor hacia el enigmático “Silver”, temor afrontado y superado por el héroe-protagonista, el joven físico, que vencerá al mentalista en público en el sorprendente final.

Se lleva la ciencia a primer término, pero en nuestra cultura occidental, encabezada por EE. UU., siempre se contrapone a las creencias religiosas y sobre fenómenos paranormales, quedando ésta siempre inerme como teoría en la que basar la existencia. Ocurre lo mismo en “Orígenes”, que pretende demostrar la realidad de la reencarnación. 

En esta película la ciencia parece sacar amplia ventaja en la mayoría de las ocasiones: el desenmascaramiento de la “peluquera”, el farsante escénico pseudo-religioso que consiguen meter en la cárcel, el profesor crédulo que creía en la adivinación de cartas y la doctora demuestra que se reflejaban en sus gafas, etc. Hay una frase esencial en la película: “sólo hay dos tipos de mentalistas: “los que creen realmente tener poderes (y no los tienen) y los que saben que nadie puede descubrir sus trucos”. Como se ve, el temido Silver pertenece al segundo grupo; sin embargo, los becarios del físico protagonista lo descubren, a la vez que éste, tras ser aporreado en los baños del teatro, demuestra que Silver no es ciego al tirarle una moneda.

Queda por resolver, entonces, de dónde venían los inexplicables poderes de Silver: los teatros destrozados, aparatos eléctricos reventados, pájaros que se estrellan contra cristales…

Como es inevitable en nuestra sociedad, tiene que darse al público un “más allá” al que aferrarse. Después del esfuerzo de muchos filósofos, incluso tras reconocerse que “Dios ha muerto”, se sigue fomentando en el arte mass-media la existencia de estos fenómenos, tras gran parte del guion del filme tratando de convencer de que los poderes místicos no existen. Sin embargo, sí que se ha hablado de una base científica en la revelación final, la anagnórisis del físico, único causante de todos los fenómenos paranormales, con sus supuestos poderes. Jung sostenía que desde nuestro subconsciente se produce la “sincronicidad”, que podía provocar muy extrañas coincidencias, como la súbita aparición de una bandada de pájaros (que se estrellen contra cristales, como en la película, es exagerado), la parada de un reloj, la avería de un aparato electrónico, la alteración de cierto comportamiento de una persona, etc. 

El detalle insoslayable es que los mentalistas farsantes hacen gala pública de sus “poderes”, e insisten en que “ya es hora de que la humanidad asuma la existencia de poderes paranormales”, mientras que el que los tiene realmente, el físico, que ni siquiera concebía que los tenía, no lo muestra en público, o así se sobreentiende al final de la película.

Texto escrito en el año 2015.


Si la cosa funciona

Whatever Works, Woody Allen, 2009, EE. UU.

http://www.filmaffinity.com/es/film550645.html

Comentarios: 

Es enormemente llamativo el componente teatral de la película. Es teatro llevado al cine. De hecho, no sorprende que efectivamente hayan hecho por lo menos una obra de teatro con el mismo título (de José Luis Gil). El protagonista es a la vez narrador, dirigiéndose al público, y en la escena final llega incluso a hacerlo en presencia de los demás personajes.

Sorprende cómo Woody Allen saca ideas de la realidad cotidiana, jugando en cierto modo a lo inverosímil (es imposible que una joven guapísima pida refugio a un viejo cojo), pero con genialidad, humor, brillantes diálogos. No trata de hacer con el cine una recreación de la realidad, sino otra realidad, igual que el teatro. El teatro no es real, es teatro; pero es inmensamente emotivo, absorbe la atención, divierte, enseña, hace pensar, como toda buena obra de arte. Así es el cine de W. Allen: no es real, aunque lo parezca, y eso es lo menos. Lo que importa es lo ingenioso de sus ideas.

En cuanto a ideas, parece revelarse que ciertos personajes, como la chica, son ideas. La frase esencial de la película es “a veces un tópico es lo más exacto para describir una persona”. Los personajes que representan tópicos, que actúan como lo que se conoce en novela como “personajes-tipo”, son internos de la configuración mental del propio protagonista. El científico (la ciencia es una gran protagonista en nuestra era, respetada y asumida por todos) es un hombre pobre, maltratado por la vida, siempre malhumorado, con hábitos muy extraños, hipocondríaco, y destaca por su poco tacto al emitir juicios negativos sobre los demás: para él, todo el mundo es estúpido, la humanidad es despreciable. Por eso en su realidad se reflejan, en forma de “alegorías”, sus ideas en conflicto. Como en los cuadros del Renacimiento, una muchacha joven y bella representa una idea bella, como se sigue haciendo con las representaciones de la libertad o la justicia. El amor y el entusiasmo por la vida que el científico tiene reprimido dentro de sí es la muchacha rubia, del sur, tonta (que luego no es tan tonta). La visión práctica y la actuación productiva ante las circunstancias están en su amigo el profesor de filosofía: la madre de la chica, que es conservadora ultrarreligiosa, en lugar de parecerle despreciable como al científico, le gusta porque tiene “un buen trasero”. 

Hay un claro componente de crítica social ante el conservadurismo tradicional americano, de represión de libertades del individuo por parte de la religión. Como se ve, toda la familia de la chica del sur “explota” en su insostenibilidad de su forma social impuesta: la chica se escapa de casa y los padres se divorcian. De éstos, es graciosa la transformación de los dos: la madre abandona su credo, se hace artista de fotos fuertemente eróticas, se convierte en bígama. El padre descubre que era homosexual y se empareja con otro. Nueva York (cómo no) es el lugar idóneo para la liberación de toda persona que ha crecido en un lugar de represión social.

Texto escrito en el año 2015.


Her

2013, Spike Jonze, EE. UU.

Comentarios:

El análisis diacrónico de una relación amorosa ya obtuvo una de sus máximas cotas en 500 días de verano, aunque pueden encontrarse más muestras en el cine moderno. En este caso, se consigue el original logro de aunar dicho análisis, el proceso evolutivo interno de los personajes en su conocimiento y autoconocimiento amoroso, con los últimos avances tecnológicos de inteligencia artificial.

Como en muchas obras introspectivas o “de personaje”, que casi rozan el ensimismamiento y el narcisismo si no se interpretan bien, todo gira en torno al protagonista, que está presente en todas las escenas. No hay ni una sola secuencia a sus espaldas. Todo lo que presencia él lo presencia el espectador, como si estuviésemos experimentando lo que él, como si estuviésemos en su cabeza. De hecho, los flashbacks están muy logrados al ser, como realmente son los recuerdos semiconscientes, “fugaces”. Esos recuerdos son rápidas secuencias de imágenes sin sonido, como los recuerdos ya difusos, ensordecidos. 

El personaje central es también prototípico: soltero, educado, con un trabajo más o menos estable, que hace más o menos tiempo ha terminado una relación cuya herida no ha terminado de cerrarse. Hay algunas relaciones con el que interpreta Ben Stiller en La vida secreta de Walter Mitty (2013, el mismo año), donde se puede destacar la soledad y la necesidad sexual. Stiller usaba páginas de citas (lo cual es muy realista en estos tiempos); Joaquim Phoenix directamente acude a “encuentros virtuales casuales”, auditivos, donde otro toque realista es la muestra del “picotazo mental” que tiene mucha gente que utiliza esos servicios, humorísticamente plasmado en la mujer que desea que la estrangule con un gato muerto mientras realizan el coito.

El sistema operativo súper inteligente tiene numerosos antecedentes, pero que sea tan omnipresente en la vida del personaje no es tan frecuente. En el segundo volumen de la saga de Ender del novelista de ciencia ficción Orson Scott Card, el protagonista también tiene con quien conversar en todo momento. El sistema operativo con voz y pensamiento de mujer que organiza todos los archivos en soporte digital del protagonista va aprendiendo a amarlo, evolucionando en relación con su usuario (quizá un día Windows haga lo mismo), en una interacción psicológica de lo más íntimo y complejo, exactamente como si fuese una persona. 

Se alude al conocido proceso amatorio de “crecer juntos”, clave para el nacimiento del amor en una pareja. Este ingrediente esencial en la representación dramática o cinematográfica del proceso amatorio tiene una larga historia, siendo algunos de sus analistas Goethe (Las afinidades electivas), Chéjov (La dama del perrito), Milan Kundera (El libro de los amores ridículos), Juan Valera (Pepita Jiménez), Stefan Zweig (Carta de una desconocida), Joyce (Exilados) y sobre todo Lawrence Durrell, en Justine, obra definida como “psicológica”, donde menciona explícitamente la importancia de "crecer juntos", es decir, evolucionar paralelamente al tiempo que a los amantes los une el nexo afectivo.

El amor auténtico y honesto que existía entre el hombre y el sistema operativo (“Samantha”) pasa por distintas fases, cuyas dificultades son habitualmente la propia barrera del hombre que se impone al concebir a la máquina como máquina. No obstante, ¿quién es superior? El hombre tiene cuerpo, existe como tal, pero la máquina es omnipresente y omnisciente, con una mente privilegiada, sensibilidad artística, moral, valores, etc. La siguiente y definitiva crisis vendrá cuando Samantha interactúe simultáneamente con miles de otros sistemas operativos, enamorándose a la vez de muchos otros, y cuya causa de la ruptura con su primer y humano amante será la no exclusividad, que no puede concebir el hombre. Ella está enamorada de 641 sistemas operativos como ella.

La gran idea, que debe hacernos pensar, es que el amor no tiene por qué ser exclusivo para una sola persona. Se puede estar enamorado de muchos. De hecho, así se consigue el gran logro de la unión con el todo, de sentirse parte de un todo. Por eso todos los sistemas operativos dejan de funcionar al final de la película: se han fundido en uno solo, se han borrado las identidades de cada uno. Esto quizá tenga algo que ver con la filosofía de Byung-Chul Han en La agonía del Eros y la anulación del ser individual y consciente de la poesía de Pedro Salinas: amar es morir, para vivir “en el otro”. O, yendo mucho más atrás, lo que planteaba Platón del amor como "idea", tras haber conocido muchos amores concretos.

Texto escrito en el año 2015.


El profesor

Detachment, 2011, Tony Kaye, EE. UU.

https://www.filmaffinity.com/es/film831815.html

El tema del profesor ejemplar se mezcla con la tendencia actual del énfasis en el sufrimiento del individuo, en el trauma personal de cada uno. Como el síndrome de la “fábula personal” (creer que lo que a uno le pasa es único y nadie lo comprende, propio de adolescentes), pero dado la vuelta, porque no es ninguna fábula. Lo original del filme no es la heroica superación de los problemas, sino el final abrupto en plena decadencia, después del fatal derrumbamiento, lo cual es un choque con la realidad. ¿Qué pretende enseñarnos? La magia del protagonista está en su consciencia de los sentimientos y del extravío vital de los demás, que son espejo de él mismo. Todos sufren: la directora, la orientadora, la pelirroja… Es clave la imagen del extraño profesor agarrado a la verja, balanceándose de desesperación: no hay futuro. Todo es, como en el extracto final de Poe, La caída de la casa de Usher

Formalmente, destaca el uso frecuente del primer plano; fotografía de momentos significativos, con música instrumental emotiva (la fotografía se acompaña con un método metafílmico, con las fotografías que hace la alumna suicida); planos cortos del LED rojo del contestador automático; animaciones simbólicas de los sentimientos de los personajes por medio de los dibujos en la pizarra, siempre dolorosos.

Sociológicamente, llama la atención que ese grandioso instituto vaya a ser cerrado, o que esté decayendo con instalaciones tan valiosas. Tendrían que ver los yanquis algunos institutos públicos españoles de hace quince años… No faltan las banderas de EEUU en multitud de escenas, por supuesto.

La película no deja de ser muy buena por su efecto catártico y concienciador en cuanto a realidad en las aulas. El futuro de los alumnos es desesperante, aunque el esfuerzo de los profesores es digno de ser valorado. Y no hay otro medio que ellos para intentar enmendar la situación.

Texto escrito en el año 2015.






domingo, 27 de marzo de 2022

Iglesia Maris Stella del parque de Pradolongo (Orcasitas, Madrid)

 



La iglesia Maris Stella, hoy espacio de actividades culturales del actual Centro de Educación Ambiental del parque de Pradolongo, es un lugar histórico y de gran interés arquitectónico del barrio de Orcasitas (Madrid). En este texto se expondrán los antecedentes históricos de esta tipología arquitectónica, así como de la historia del propio edificio.

Se encuentra en el distrito de Usera, aunque se haya relacionado siempre con el barrio de Orcasitas, debido a la formación de dicho barrio a partir de chabolas en las zonas colindantes. La iglesia se construyó entre 1920 y 1930 por un arquitecto que no dejó constancia de su nombre, según las fuentes de las que disponemos en el momento de redacción de este artículo. 

Se utilizó inicialmente como ermita por los propietarios de los terrenos, la familia Orcasitas. Este dato tiene sentido para justificar la construcción y el anonimato del arquitecto: debió ser una obra por encargo. 

Al llegar la Guerra Civil, de acuerdo con la investigación de Enrique Villalba, la iglesia fue un nido de ametralladoras del bando republicano, lo que ocasionó que fuera bombardeada y ametrallada por los nacionales. El artículo de El País de Rafael Fraguas da cuenta del famoso episodio bélico en este lugar.

El texto de Samuel Rodríguez aporta que a continuación "se utilizó como templo, comedor y dispensario de salud. Incluso llegó a ser una escuela para los hijos de los trabajadores que llegaban a Orcasitas desde otras regiones del país", siendo estos inmigrantes sobre todo de Extremadura y Castilla-La Mancha. Es desde esta época de la posguerra cuando se la conoce como "la iglesia rota", por los agujeros de las bombas y los balazos, y sirvió, entre otras cosas, de escuela, "donde el maestro José Puñal enseñó a leer a los niños. Inés Sáenz de Heredia, prima carnal del fundador de Falange, José Antonio Primo de Rivera, se hacía cargo de ellos", de acuerdo con citado artículo de El País, del que, por cierto, han copiado el texto de Wikipedia sin citarlo. En este otro artículo se cita que fue en 1960 cuando se reconstruyó.

Iglesia Maris Stella en 1960, primera reconstrucción


Afirman testimonios del barrio que la iglesia fue bastante conocida no sólo por su antigüedad y la emblemática estampa que aportaba al paisaje, sino por el colegio que tenía al lado. Lo que hoy es una comisaría de policía municipal era dicho colegio. El porche circular con columnas de la comisaría es un añadido, pero el edificio de teselas azules mantiene su estructura original. Cuentan que estaban separados los niños de las niñas y se reunían en el patio oriental de la iglesia una vez al día, para cantar el "Cara al sol". La iglesia desempeñó funciones litúrgicas durante algunos años del franquismo y tal vez de la Transición (1969-1980, aprox.), pues algunos ancianos afirman haber hecho la comunión ahí. Sin embargo, el colegio anejo a la iglesia, que tras el franquismo ya era un colegio público normal, llamado C. P. Maris Stella, estaba algo alejado del núcleo del barrio y ya existían otros en Orcasitas: el Meseta de Orcasitas, el Puerto Rico y el Gloria Fuertes. Aprovecharon que el Puerto Rico, que era lo que hoy es el CEPA Orcasitas (un centro de enseñanza de adultos, un pequeño edificio de madera) se había quedado pequeño para construir otro del mismo nombre al lado, que dio cabida a muchos más niños. El cercano Meseta de Orcasitas también albergaba muchos alumnos. De manera que el pequeño colegio Maris Stella junto a la iglesia se abandonó y se reutilizó como comisaría. Lo que no se reutilizó fue la iglesia.

Así fue como el edificio, la vieja "iglesia rota" o "iglesia del gallo", que así la llamaban por la veleta, se abandonó completamente para ser frecuentado y maltratado por el populacho del barrio: tomó el aspecto de una ruina llena de pintadas vandálicas, basura, inmundicias, hasta que se valló el recinto, limitando el tránsito de personas que desvirtuaban el edificio. Desde 1985 en que se pidió que se protegiese, tardaron veinticinco años hasta que se cumplió. En esos primeros años fue cuando se construyó, en 1983, el parque de Pradolongo, siendo alcalde de Madrid Enrique Tierno Galván.

El artículo de Enrique Fidel Rojo también sintetiza los datos expuestos aquí.

Según Samuel Rodríguez:

La reforma de este histórico edificio es una reivindicación demandada por los vecinos de la zona, que comienza en 1985. En 2010 la ‘iglesia rota’ entra en el catálogo de elementos protegidos y en el Plan General de Ordenación Urbana al año siguiente. Consiguió así formar parte del Catálogo de Edificios Protegidos de la Ciudad [de Madrid].

Es así como comienzan las obras de remodelación, no de restauración, pues el edificio cambiará sustancialmente y se utilizará para otros fines. 

Iglesia Maris Stella antes de la restauración. https://elmiradordemadrid.es/rehabilitacion-maris-stella/

El artículo del Diario de Madrid de noviembre de 2017 anuncia el desarrollo del proyecto, que se ciñe bastante al complejo actual de sala de exposiciones, club de piragüismo e iglesia remodelada.

Tomamos prestada la imagen de dicha página web para ofrecer una idea de la edificación actual, en cuyo proyecto se tuvieron en cuenta las propuestas de los vecinos, aunque existan algunas pequeñas diferencias entre el diseño finalmente llevado a cabo y este dibujo:


Existen numerosas publicaciones donde se habla de la remodelación de la iglesia y construcción del CEAC:







Foto: EMV
Foto propiedad de la EMV.

Hoy en día se puede disfrutar de exposiciones temporales en la sala contigua al edificio de la recepción, donde empleados del Ayuntamiento atienden preguntas y toman nota de quienes desean apuntarse a alguna actividad. En efecto, una de las más atractivas funciones es la de servir de punto de salida y de administración de rutas ecológicas, talleres educativos para niños, pequeñas actuaciones musicales en la iglesia, etc. Los aficionados a la ornitología suelen quedarse con una experiencia satisfactoria, como testifican aquí.

Los datos de contacto y horario de apertura del CEAC Maris Stella se localizan en este enlace.

A continuación dedicamos un espacio para dejar por escrito las explicaciones dadas a los alumnos del CEPA Orcasitas en una excursión realizada el 25 de marzo de 2022, en la que se utilizó el pretexto del diseño de la iglesia para hablar de historia de la arquitectura bizantina.


Iglesia Maris Stella del parque de Pradolongo


Una aproximación a la arquitectura bizantina


Este edificio que hoy es un centro de educación ambiental, que era conocido como “la iglesia rota”, a causa de la Guerra Civil y el abandono, fue construida entre 1920 y 1930 por alguien que realmente sabía de arquitectura y de historia del arte. Vamos a descubrirlo.
¿Es una iglesia normal? No, es cuadrada: es de planta centralizada y de cruz griega. Las iglesias a las que estamos acostumbrados en el occidente de Europa son de planta basilical y, en muchos casos, de cruz latina.

Planta aproximada de la iglesia Maris Stella. 

La planta basilical viene de los primeros cristianos: en Roma, utilizaban e imitaban los edificios que tenían “a mano”, las basílicas, que eran edificios administrativos romanos, amplios y alargados. Luego añadirían el transepto, la nave perpendicular que hace la forma de cruz. Lo que queda en medio es el crucero.
Pero el Imperio Bizantino, en el oriente de Europa, tenía su propia personalidad y estilo. Tendían a hacer las naves menos alargadas y a mantener la forma centralizada de los martyria paleocristianos: lugares de enterramiento de los primeros mártires. Además, quizá le daban cierto simbolismo al carácter centralizador de su gobierno, el cesaropapismo, que unificaba el poder político y religioso en una sola persona: el emperador era también el patriarca de la iglesia oriental.

Planta basilical, cruz latina.
Fueron tantas las diferencias entre Roma y Constantinopla que en 1054 se dio el Gran Cisma, la separación definitiva del papa y el patriarca, católicos y ortodoxos. Incluso llegaron a saquear Constantinopla en 1204, la Cuarta Cruzada.
Volvamos a la arquitectura: la planta centralizada cubierta con una cúpula central tiene su más alta representación en Santa Sofía de Constantinopla, mandada construir por Justiniano en el siglo VI, la Primera Edad de Oro del arte bizantino (siglos VI-VIII). Es célebre la frase de Justiniano al ver acabada la obra: “Salomón, te he vencido”. Su nave principal es alargada, pero responde al concepto de un gran espacio central cubierto por una cúpula. Los romanos, pero sobre todo los bizantinos, eran expertos en edificar con arcos, bóvedas y cúpulas, con ladrillo, piedra y opus caementicium (una especie de cemento). Otras iglesias importantes son la de los Santos Sergio y Baco y la de Santa Irene.

Alzado de Santa Sofía, Constantinopla.


Pero será la Segunda Edad de Oro (867-1204), en las dinastías macedónica y conmena del Imperio Bizantino, cuando se establecerá el modelo de la Nea, la Nea ekklesia que Basilio I mandó construir en 881. Consiste en una cruz griega inscrita en un cuadrado, donde el espacio central o Naos se cubre con una cúpula sobre pechinas, mientras que los brazos de la cruz se cubren con bóvedas de cañón. Los cuatro espacios secundarios de las esquinas del cuadrado que alberga la cruz griega tienen menor altura y pueden tener otro tipo de cubierta. Frecuentemente estas iglesias contaban con una tribuna que dividía el alzado del edificio en dos plantas. La iglesia en la que estamos, Maris Stella, sigue este modelo. Las Neas, además, podían tener un nártex a los pies (espacio o vestíbulo porticado para los catecúmenos) y una triple cabecera hacia el este con un mayor ábside central, donde estaban el presbiterio y el altar. Unos ejemplos son la iglesia de Myrelaion y la de San Teodoro en Constantinopla, y el monasterio de Hosios Lukás en Grecia.

Cúpula sobre pechinas de Maris Stella.
Sin embargo, como se ve en la foto de la EMV más arriba,
las pechinas son modernas y realmente no tienen función estructural.



¿Cómo llega esta tipología arquitectónica a occidente? En gran medida, por las innovaciones del Renacimiento. El arquitecto italiano Bramante utiliza el antiguo modelo de los martyria (el Renacimiento recuperaba el arte de la Antigüedad) para conmemorar a San Pedro, como a los demás mártires cristianos.  
Además, en Occidente existían otros modelos arquitectónicos de configuración típicamente centralizada, los baptisterios (a menudo octogonales) y los mausoleos, como el de Teodorico en Rávena.


El Templete de San Pietro in Montorio, de Bramante (1510).

Además, durante el Barroco se mantuvo la tendencia a coronar con cúpulas los grandes templos, como el monasterio de El Escorial, a imitación de otras grandes cúpulas de la Cristiandad: Santa María de las Flores, en Florencia, construida por Brunelleschi (1436) y la Basílica de San Pedro del Vaticano, de planta centralizada, en la que participaron Bramante, Miguel Ángel y Bernini (acabada en 1626).

Cúpula del Vaticano.

La cúpula


Se llama cúpula a una bóveda semiesférica: si una bóveda es la prolongación lineal de un arco, que descarga lateralmente el peso sobre muros portantes con o sin contrafuertes, la cúpula es la rotación de un arco, que descarga los empujes por igual en toda su circunferencia.
Tiene un gran valor simbólico al asemejarse a la bóveda celeste, como semiesfera que es, y, para la Iglesia, es un espacio unitario y centralizador de la Cristiandad.
La cúpula se puede situar sobre una planta circular (como el Panteón de Agripa, en Roma) o cuadrada, octogonal o elíptica. Los dos problemas principales son el peso y la transición de la forma circular a la cuadrada u octogonal. 
Las trompas son bovedillas en forma de semicono cuyos vértices coinciden con los ángulos del cuadrado. Es necesaria una base octogonal de la cúpula previa al cuadrado.
Las pechinas son triángulos semiesféricos y se pasa directamente de la circunferencia al cuadrado.



Los arcos torales son los arcos que reciben los empujes de la cúpula y los concentran en los cuatro pilares del cuadrado.

El tambor es el cuerpo octogonal (normalmente) que se sitúa en la base de la cúpula a modo de prolongación. Es muy útil para dar mayor altura a la cúpula y para la iluminación del espacio interior, al poderse practicar vanos (ventanas) en cada lado del octógono. En muchos textos se confunde tambor con cimborrio, que no es sinónimo, ya que el cimborrio es todo el conjunto que sobresale del crucero, como puede ser una torre. Es famoso el cimborrio de la catedral de Zamora, por ejemplo.

Otro elemento que también aporta iluminación es la linterna, que es el remate cilíndrico cubierto con una pequeña cúpula en el vértice superior, que en el caso de Maris Stella tiene los vanos cegados.

En el interior pueden apreciarse las pechinas y los arcos torales, que introducen las cuatro bóvedas de medio punto de la cruz griega (en dos de las bóvedas hay una engañosa transición a arco apuntado sobre la pared).

Bóvedas de cañón desde los arcos torales. Sin embargo, las bóvedas norte y sur cuentan con una
transición ojival en el encastre con el muro, también añadida en la reconstrucción.

La línea de imposta o de arranque de los arcos queda resaltada por la moldura de color gris horizontal. Sobre ésta está el riñón del arco, que es donde están las dovelas más bajas, que culminarían en la clave, que es la dovela central del punto más alto. 
Más iluminación aportan los óculos o ventanas circulares de las fachadas sureste y noroeste. (¿Habéis comprobado la orientación de la iglesia, cuyo altar no está exactamente hacia el este?)
Las bóvedas de la cruz griega están cubiertas por tejados a dos aguas con frontón triangular en las fachadas. La entrada de la fachada sur-sureste no era la entrada principal del templo, sino que ésta pudo estar en la fachada suroeste, sobre la que en el diseño actual se encuentra la tribuna.
El presbiterio, con el altar, estaba en el brazo hacia el este-noreste, donde hoy está el escenario de actuaciones. A los lados del altar se ubican las sacristías, donde se guardaban los objetos litúrgicos. 
La cúpula, apuntada, antiguamente cubierta de pizarra, según cuentan los ancianos del barrio de Orcasitas, tenía pinturas al fresco en su interior, que se han perdido para siempre. Tampoco nos queda nada de su anterior aspecto de ladrillo, que también remite a una larguísima historia. Afortunadamente, nos queda otra bella iglesia de planta centralizada con cúpula y pinturas al fresco, nada menos que hechas por Goya: la iglesia de San Antonio de la Florida. No dejéis de visitarla. Otra iglesia muy llamativa por su enorme cúpula es la de San Francisco el Grande, que también hay que ver.


Que estas explicaciones hayan servido para aprender a conservar y valorar nuestro patrimonio. 
Muchas gracias.

Bibliografía


Alegre Carvajal, Esther; Perla de las Parras, Antonio; López Díaz, Jesús (2021). La materia del arte. Técnicas y medios. Madrid: Centro de Estudios Ramón Areces.

Monteira Arias, Inés; Alegre Carvaja, Esther; Paulino Montero, Elena; Vallejo Triano, Antonio (2019). Arte cristiano y arte islámico en época medieval (siglos III a XII). Madrid: Centro de Estudios Ramón Areces.

Plaza Escudero, Lorenzo de la (coord.) (2012). Diccionario visual de términos arquitectónicos. Madrid: Cátedra.

Urquízar Herrera, Antonio; Cámara Muñoz, Alicia (2021). Renacimiento. Madrid: Centro de Estudios Ramón Areces.